Carta-3

Abril de 2013. Estela, antigua compañera en KPMG y yo, estábamos en una sala de reuniones, preparando un borrador del informe para presentárselo al que era el gerente del proyecto, Dani Mesa.

Era un proyecto muy complicado, en el que estábamos analizando una compañía con casuísticas contables complejas, y en el que la información que teníamos era muy mala.  Entra Dani en la sala, y le presentamos el borrador.

– Dani: “No entiendo bien cómo se registran contablemente esos descuentos que me contáis, ni qué tipo de gastos se incluyen como mayor valor del inventario y qué gastos se llevan directamente a la cuenta de resultados”

– Yo: “Bueno, ehhhh, síí, es complicado. Los descuentos se imputan directamente a la cuenta de resultados reduciendo ventas y bueno ehhhh” Y Estela viendo que me estaba liando, entró a ayudarme.

Estela: “Sí, y los gastos de los empleados en el proceso productivo se activan una parte, y bueno…”

– Dani: “A ver, que me estoy liando. Pintadme el asiento de una venta con descuento al cliente final,”

– Yo: “Bueno, el asiento sería bla, bla, blaaaa”

– Dani: “Que no que no. Que no me lo cuentes. Píntalo en la pizarra. O en el cuaderno”

Y al intentar pintarlo, nos empezamos a liar, y nos dimos cuenta de que no habíamos entendido bien como la compañía estaba contabilizando estos dos casos.

– Dani: “Chicos, no pasa nada. Pero recordadlo para todos los proyectos. Si no sabéis pintar el asiento, no lo habéis entendido”.

Y desde entonces, siempre, tanto a mí mismo como a mis equipos, cuando hay que estar seguro de si he/hemos entendido algo, me/les pido que pinten el asiento, y así me quedo tranquilo al verificar si han entendido la esencia “contable” de eso que ha pasado. 

Y dado que la etapa de esta semana es bastante “light”, ojo con excesos de confianza!!!

Rigoberta, mete caña a tu Sisebuto, que se confía y se relaja.